En el año 1973 la Velá de Santana deja de celebrarse en Valverde del Camino. Durante un período de 25 años el grupo de amigos que conformaban la peña “Club de los XX” se encargó de recuperar esta fiesta para Valverde. Posteriormente en los años 90 se volvió a recuperar de la forma que la conocemos hoy día. Pero vayamos al año 1973, fecha en la que desaparece por un tiempo la Velá y rescatemos el texto de unos de sus organizadores, José Morcillo López.
"Recuerdo de pequeño que en Valverde se celebraban tres Veladas: San Sebastián, La Santísima Trinidad y Santa Ana. Dichas Veladas sólo consistían en unos puestecillos de turrones en una mesa entrelarga, limpiamente aderezada con una sábana blanca, donde se ponía la mercancía que consistía en unos paquetillos que contenían el rico turrón de almendra, miel y pan tostado. También se echaba una buñolada en la puerta de la Ermita y el alumbrado público se reforzaba con unos focos de más voltaje. Estas Veladas datan de muy antiguo y continuaron hasta la Guerra Civil en que se suspendieron y volvieron a reanudarse, sólo la de Santa Ana, en el año 1947.
En este año se estableció en el Barrio de Santa Ana una taberna en la casa de Ruiz, esquina al Callejón que atraviesa Los Arrabales. Allí nos reuníamos unos cuantos amigos de la calle y del Barrio y cuando el vinillo o el aguardiente empezaba a hacer efecto, cantábamos nuestras tradicionales habaneras, otras canciones de Valverde y sevillanas. Como en la tertulia había algunos cazadores, empezó a frecuentar también la panilla el Notario Diego Romero, para organizar sus cacerías que ellos hacían todos los domingos y días festivos. Una noche que estábamos reunidos, se le ocurrió al Notario que a la reunión se le debía denominar Club de los XX, porque los asiduos no pasábamos de la veintena, y que se debía reorganizar la Velada de Santiago y Santa Ana. Todos acogimos la idea con cariño y desde la primavera del año 1947, empezamos a trabajar para poner en práctica la misma.
Y aquél año fue la primera Velada organizada el Club de los XX. Recuerdo que para: cubrir los gastos pusimos cada miembro cinco duros, con lo que hubo bastante para a adornar la calle, sacar Santa en procesión por las calles de la población, organizar la verbena con banda de música, etc. Desde aquél 1947 volvió la Velada de Santiago y Santa Ana a lucir, con verbenas, misa, procesión, puestos de ponche, turrones y caballitos que, por ser la calle estrecha y con desnivel, se instalaban en el Cabecillo de la Cruz. (Calle Santa Ángela de la Cruz)"
la foto es la caña... El cartel de Peysan quedará como uno de los símbolos de la calle arriba y lleva un porrón de años puesto.
ResponderEliminar¿por que no abrio ayer peysan?
ResponderEliminarUn post muy entrañable para mi, mi abuelo paterno era miembro del club de los XX que tanto hizo por la Velá, es uno de los que sale en la foto.
ResponderEliminarEs una pena que se hayan perdido esas veladas tradicionales, esas fiestas de barrio. Para mi es una satisfacción, por muchisimos motivos vivir la velá de santa ana años tras año, vivirla con ese sabor a tradición, con esos puestos de turrón y esos cacharritos.
Tenemos que estar muy agradecidos con todas esas personas que, de una manera u otra, luchan por mantener vivas las tradiciones de nuestro pueblo.
Bonita y entrañable entrada, pariente. Recuerdo muy bien aquellos años de El Club de los Veinte, sus gentes; el pariente José María Azogil -"Lagares"-, los hermanos Cejudo -"Los Pintores", José Luis Molina - padre de los Molinas- gaditano siempre pero valverdeño hasta el tuétano, Aurelio "El Cosario de la Calleja", los hermanos Dominguez -Enrique y el padre de Juan Octvio, "Losa Gatos"- etc.
ResponderEliminarEditaban una revista y hacían veladas literarias de bastante nivel.
Me has traido a la memoria muchas cosas, mucha gente: las catufas, la señora de los garbancitos tostaos, el olor de las flores de la Hermanitas de la Cruz, las y los "Mongangos" gente buenísima y entregadas a su barrio, Eliseo Caballero y su prole y ¿Cómo no? el ponche y la canela en rama.
Mi padre nos llevaba a menudo por esa entrañable casa de esquina al callejón de los arrabales junto a la fabrica de los Cirilos y la carpintería de Vélez nuestro vecino en la Calleja.
Bonita y entrañable fiesta, por cierto, no existian las subvenciones del Ayuntamiento, eran fiestas "a dolor", es decir del bolsillo de cada uno.
Saludos
Doria