"Valverde estaba engalanado. Iba a hacer su entrada triunfal el misacantano bajo los arcos triunfales, plenos de juncia y de romeros con banderolas y adelfas. El primer arco estaba levantado al lado donde hoy tiene su taller ese eterno joven don Juan que es Manolo Cabello. Y otro más hasta la altura de la Iglesia. Las fiestas duraron tres días.
Dijeron entonces las malas, o buenas, lenguas que pasadas éstas un grupo de republicanos de toda la vida visitaron en su casa al cura de Valverde. Iban a rogarle que aquellos arcos podían servirles a ellos para recibir, una semana más tarde al líder del federalismo republicano, don Eduardo Barriobero, que venia a preparar las elecciones provinciales. Dicen que el cura dio su consentimiento y Barriobero entró en olor de multitud bajo los mismos arcos triunfales que una semana antes habían servido para el misacantano.
Dijeron entonces las malas, o buenas, lenguas que una noche, en secreto el gran criminalista federal, visitó en su casa al cura de Valverde para darle personalmente las gracias por aquella liberal condescendencia. Y que al final de la visita, que duró una hora, en la que se habló de religión, de humanidad, de desigualdades, de formas políticas y sistemas sociales, de libertad y de justicia, con la grata complacencia de los bellos entendimientos sin rencores de dos gladiadores opuestos en el hacer y el decir. Pero tal vez coincidentes en el sentir hubo hasta interesante diálogo lapidario:
-Señor cura: tenga la plena seguridad de que si todos los curas fueran como usted, yo me convertía, ahora mismo al catolicismo.
Y el buen sacerdote le devolvió la gentileza:
-Y usted, don Eduardo, tenga también la seguridad de que si todos los republicanos fueran como usted yo, sin adjurar da nada. me haría republicano."
El cura de Valverde era Don Jesús de Mora. Así lo leí en FACANÍAS a Pragmacio Salgado y así lo cuento.
Dos apuntes sobre la fotografía. El coche pertenecía a Rafael Cosme Mora (pariente del propio Don Jesús) y uno de los hombres más ricos del pueblo.
ResponderEliminarEl misacantano, Fernando Romero Contioso, murió a los pocos años de ordenarse sacerdote en accidente de tráfico en la Sierra de Huelva. Por lo que he leido, fue el primer valverdeño que murió de esta forma.
Para que digan que el Tunning es la última moda. Desde luego esta juventud tiene aun mucho que aprender de su pasado (me incluyo en lo de aprender).
ResponderEliminarUn Saludo
La anécdota, sea cual fuere su consistencia histórica, refleja una experiencia que cualquier cargo público ha podido vivir en primera persona: "¡Si todos los demás fueran como tú (o como usted!". Viene a resumir la pereza o comodidad con que se tiende a enjuiciar a los demás, recurriendo a etiquetas generalizadoras que se deshacen en cuanto se trata a la persona concreta.
ResponderEliminarEso vale tanto para el "todos los políticos son unos corruptos" como para el "los andaluces son unos vagos" o "los curas son los primeros en no creer lo que predican", etc.
No me extraña que el encuentro entre D. Jesús de Mora, un buenazo, y D. Eduardo Barriobero, un político en busca de votos cuando menos, transcurriera en los términos que se cuentan.
Por lo demás, D. Fernando Romero Contioso, hermano mayor de D. José Romero Contioso, efectivamente murió a consecuencia de las heridas que sufrió en un brazo que llevaba fuera por la ventanilla en una camioneta que volcó en la llamada (desde entonces y por esa razón; ahora está bastante coregida) la "curva del cura", entre la cuesta de El Membrillo y Zalamea. En estos términos se lo oí contar a su hermano D. José.
Interesante la anécdota del cura y el republicano; Barriobero aclamado en "loor de multitudes" como si de un misacantano se tratara. Los elementos comunes del ideario republicano-anarquista eran tres: la creencia en el poder emancipador de la cultura, la fe en el progreso y el anticlericalismo (Álvarez Junco en "La ideología política del anarquismo español"). Siendo Eduardo Barriobero Herran uno de los mejores representantes de la confluencia de estas dos ideologías en el primer tercio del siglo XX, es curiosa y hasta cierto punto chocante, la conversación que al parecer mantuvieron estos dos personajes.
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