Concha Rico
El escritor Jesús Copeiro nos acerca la vida de esta valverdeña emigrada a Australia que tras 50 años de permanencia en Sidney conserva aún el deje valverdeño
Valverdeños por el mundo. Concha Rico
Por Jesús Ramírez Copeiro del Villar
publicado en Facanías de junio de 2012
Iniciamos aquí una nueva sección titulada Valverdeños por el Mundo para dar testimonio de los paisanos de nuestro pueblo que viven fuera de España. Nos pondremos en contacto con ellos para que nos hablen de su vida en el país de acogida, sobre su trabajo y sobre sus planes de futuro. Quisiera hacer una llamada a los habitantes de Valverde para que faciliten a esta redacción nombres de amigos o familiares que residan en el extranjero. En esta primera fase no estarían incluidos los que van por un corto período a aprender idiomas o los que tienen una beca de estudios tipo Erasmus o Fulbright, al tratarse de una estancia temporal. Como primer país, hemos elegido el más lejano a nosotros, el país antípoda, el país de los canguros y koalas: Australia.
Conocíamos la existencia de una valverdeña, Concha Rico López, residente en la ciudad de Sidney, por el testimonio del conocido pintor Manolo Parreño, que expuso sus magníficos cuadros en un museo de aquella ciudad en marzo del 2000 y donde tuvo ocasión de saludarla personalmente. En Valverde hablamos también con Ángel Rico, primo hermano de Concha, que nos contó algunos aspectos de su vida. Por otra parte y a través de nuestro amigo Juan Carlos Castilla Soriano supimos de Luis Cejudo Arrayás “Maito”, residente en la ciudad australiana de Brisbane. Asimismo Manolo Calero y su esposa Chili nos pusieron en la pista de otro valverdeño, Manolo Mantero Tocino “Manolonio”, siendo su hermano Antonio el que nos informó que vivía también en Brisbane. El cuarto y último “australiano” es nuestro yerno Domingo Asuero Azogil, que lleva un año residiendo en Sidney. Precisamente un viaje a Australia para ver a nuestra familia, ha sido la chispa que ha originado este relato.
Antes de nuestra partida queríamos conocer la dirección de Concha Rico, puesto que los e-mail de los otros tres valverdeños ya los teníamos. Alguien nos había dicho que Concha estuvo recibiendo la revista Facanías gracias a sus amistades en Valverde, así que le pedí al director de la misma que hiciera la búsqueda correspondiente. Al mismo tiempo escribí a mi hija Cristina, en Sidney, para que también ella localizara su domicilio. Ambos encargos se solucionaron antes de coger el avión. En efecto, su dirección figuraba en el listado de suscriptores de la revista, aunque ya no la recibía al ser muy caro el envío. Mi hija lo tuvo algo más difícil. Movilizó en Sidney a sus amistades españolas e incluso estuvo a punto de pedir ayuda al consulado. Pero no hizo falta, pues al ser Concha una de las fundadoras del Club Español, era persona conocida entre la colonia española y una de sus miembros sabía la dirección. Lo único, que al casarse adquirió el apellido del marido y su actual nombre es Concha Trevín, aunque ella prefiere que la llamen Concha Rico de Trevín. Concha es aquí una institución -me dijo una de sus amigas- la memoria viva de los españoles en Australia.
Así que son cuatro los valverdeños que residen actualmente en Australia, siendo del más antiguo al más moderno: Concha Rico de Trevín (Sidney), Domingo Asuero Azogil (Sidney), Luis Cejudo Arrayás (Brisbane) y Manolo Mantero Tocino (Brisbane). Se da la circunstancia de que estos dos últimos, aún residiendo en la misma ciudad, no sabían de su existencia el uno del otro. Gracias a tener los e-mail de ambos, pude ponerlos en contacto y al fin se vieron y saludaron a últimos de abril. Iniciaremos esta serie con la vida de Concha Rico y en sucesivas entregas iremos conociendo a los demás.
Concha Rico o Concha Trevín, es la misma persona. Con el último nombre figura en el listín telefónico de la ciudad. Así que desde nuestra vivienda en Sidney hablé con ella por teléfono. Se emocionó y se alegró a la vez, al saber que era de Valverde. No esperaba la llamada. Empezó a hablar y no paró, era un torbellino y a penas si pude intercalar palabra alguna. Menos mal que quedamos en vernos a la mañana siguiente. Ese día fue el jueves 5 de abril. Mi hija Cristina me llevó en coche a Ashfield, un barrio situado a 8 kilómetros al oeste del centro histórico y comercial de Sidney. Nuestro destino era un edificio de apartamentos en el 17-20 The Esplanade. Y allí, en el portal, estaba Concha esperándonos, una mujer de pequeña estatura y llena de vitalidad, charlatana, simpática, amable y con gran sentido del humor, que nos acogió con los brazos abiertos. Saqué la grabadora y no perdí la ocasión, había que tomar todas sus palabras. Y allí de pié, sin movernos, a pesar de ayudarse con un bastón, nos habló de Valverde y de su trabajo en la INVAL, de su marcha a Australia en una caravana de 66 mujeres solteras y casaderas para repoblar el país, de su trabajo en Pellegrini y de su boda con Gustavo Trevín, un gallego de Lugo. Luego nos condujo a su apartamento, el 204, y nos obsequió con un café capuchino y unos bollitos de coco, que recordaban las perrunas. Desde que quedó viuda en el año 2002, vive sola en esta casa, pero a su hija la tiene cerca y la cuida. El apartamento es amplio con dos habitaciones, un baño, un salón y amplia terraza que la permite tomar el sol y tener sus plantas, hasta nos enseñó cómo plantar una piña en una de sus jardineras. En el salón tiene una gran pantalla de televisión y en ella mira el canal español internacional. Sigue al día la vida en nuestro país, no se pierde Los desayunos de TVE, la serie Amar en tiempos revueltos y el concurso Saber y ganar la encanta. Todo ello me hace vivir, dice. Estuvimos con Concha hasta las dos y media de la tarde. Gracias a Eduardo Rosales, un vecino argentino de abuelos españoles, pudimos escanear fotos y documentos. A esa hora quiso Concha preparar unos huevos para comer, pero pensamos que no debíamos abusar de su amabilidad. Este fue nuestro primer encuentro, aún habría una segunda cita y nuevas llamadas telefónicas.
Su vida en Valverde
Concha Rico López nació un 17 de agosto de 1926 en Villanueva del Ariscal (Sevilla), pero de familia valverdeña. Mi abuelo paterno, Antonio Rico, tenía en Valverde negocios de calzado -afirma Concha- y envió a mis padres Gregorio Rico Mora y Rosario López Romero a ese pueblo sevillano, al asunto del calzado que se vendía por las minas. Fue una estancia temporal de dos o tres años, pero me llevaron a bautizar a Valverde con dos meses. Yo he crecido en Valverde, hice la primera comunión en Valverde y valverdeño hablo, desde luego. De eso podemos dar fe. A pesar de llevar cincuenta años en Australia, no ha perdido su deje valverdeño. Me eduqué en las Salesianas y más tarde continué en la escuela pública. Con el tiempo trabajé en la industria del calzado, ya que no pude conseguir mi ilusión que era estudiar Magisterio. Pronto falleció mi padre y a mi madre la tocó luchar para sacar adelante a sus cinco hijos.
Tuve la suerte de aprovechar todo lo bueno que tuve a mi alrededor y no perdí ni una ocasión de superarme en lo que pude; eso me hizo y me ha hecho siempre feliz en mi juventud y a lo largo de mi existencia. Representando a la parroquia de Valverde ocupé el cargo de presidenta de las Juventudes Obreras Católicas. Con tal motivo asistía a menudo a cursillos y como trabajaba en la fábrica INVAL de calzado, encontré allí un amplio campo para hacer algo a favor de los jóvenes, que éramos muchos.
En uno de aquellos cursillos en Huelva tuve la suerte de conocer a una de las dirigentes del Consejo Nacional de las Juventudes Obreras Católicas. Era madrileña, se llamaba Pilar Moreno Tuya, una chica joven, alegre, muy inteligente y preparada. Dios la puso en mi camino y desde entonces mi vida dio un gran cambio. Yo siempre fui aventurera. Cuando niños, mi padre nos hacía leer El Quijote y yo soñaba con recorrer mundo. Pilar me proporcionó la ocasión, pues me dijo que su hermana Mary Paz se estaba preparando para ir a Australia, que luego se iría ella, y ¿por qué no me iba yo también? Y así se arregló todo. Pilar fue la madrina de mi boda y hemos trabajado mucho juntas, codo a codo, en Australia.
En Valverde vivíamos en la Barriada del Reposo. Mis amigas me decían: Qué valor tienes, ¿cómo te atreves a ir a Australia, si allí se comen unos a otros? Y hasta el cura Don Juan lo veía algo difícil. Yo voy a ir, las dije. Y como tenía allí a Pilar, fui sin miedo, iba sobre seguro.
Operación Marta
La emigración española a Australia nació como resultado de los intereses combinados de la Iglesia Católica en aquel continente, el Comité Federal Católico de Emigración y empresas privadas, especialmente la industria azucarera. A mediados del año 1958 unos 160 varones solteros fueron embarcados para Australia. La emigración de este primer grupo demostró ser un éxito y como resultado, cuatro expediciones del mismo tipo salieron en los dos años siguientes. Su destino era el estado de Queensland, para sembrar, cultivar y cortar caña de azúcar. En Australia seguía habiendo más hombres que mujeres. Pues bien, con el fin de proporcionar a los varones españoles soporte y compañía, la Iglesia Católica en colaboración con los gobiernos australiano y español preparó un programa de emigración femenina que operó desde 1960 a 1963. La Operación Marta o el Avión de las Novias, como se la denominó, llevó a Australia a unas 800 mujeres solteras, de 21 a 35 años de edad, para trabajar como domésticas en casas de familias católicas australianas. La mayor parte de estas jóvenes se casaron con españoles y algunas lo hicieron con australianos. Al preguntar el porqué de dicho nombre, Concha me explicó que en los tiempos del evangelio, María era la contemplativa y Marta la que arreglaba la casa.
En el mes de julio de 1961 -continúa Concha Rico- me dieron el pasaporte y en septiembre marché a Madrid para unirme al grupo que iba a emigrar. Permanecimos un mes concentradas en el Convento de las Madres Reparadoras, en Chamartín, en la carretera de Alcobendas, donde nos dieron un cursillo de inglés, otro de cocina y nos prepararon para realizar bien el trabajo en el país de acogida.
Después de haber pasado las pruebas requeridas por la oficina australiana, me aprobaron la salida en la Operación Marta, llevada a cabo por la Emigración Católica de España y Australia. En esta expedición éramos 66 chicas solteras y casaderas.
Cada una de nosotras tuvo que abonar 2.400 pesetas como aportación al pasaje. Eran las 10,30 h del miércoles 18 de octubre, cuando salimos de Madrid en un avión de British Airways. El viaje duró tres días. Perdimos la noción del tiempo por los continuos cambios horarios y con comidas a todas horas, no hacíamos otra cosa que comer. En el grupo iba una chica de Granada que tocaba la guitarra, así que hasta la tripulación se unió a nosotras, dando palmas, jaleando y bailoteo en el pasillo. La primera escala fue en Salzburgo (Austria), luego en Damasco (Siria), Karachi (Pakistán), Nueva Delhi (India), Singapur, Darwin (norte de Australia) y Melbourne (sur de Australia). Aún recuerdo el dolor de oídos con tantos despegues y aterrizajes. Siguieron luego catorce horas en tren hasta llegar a Sidney, el destino final. Me hizo mucha ilusión ver saltar a los canguros a través de la ventanilla. Una vez allí nos llevaron a la Emigración Católica, en Elisabeth Street, para descansar. En aquel lugar nos esperaba el sacerdote irlandés, padre Tierney, y una secretaria que llevaba un listado con nuestros nombres.
(continuará)
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Por Jesús Ramírez Copeiro del Villar
publicado en Facanías de junio de 2012
Iniciamos aquí una nueva sección titulada Valverdeños por el Mundo para dar testimonio de los paisanos de nuestro pueblo que viven fuera de España. Nos pondremos en contacto con ellos para que nos hablen de su vida en el país de acogida, sobre su trabajo y sobre sus planes de futuro. Quisiera hacer una llamada a los habitantes de Valverde para que faciliten a esta redacción nombres de amigos o familiares que residan en el extranjero. En esta primera fase no estarían incluidos los que van por un corto período a aprender idiomas o los que tienen una beca de estudios tipo Erasmus o Fulbright, al tratarse de una estancia temporal. Como primer país, hemos elegido el más lejano a nosotros, el país antípoda, el país de los canguros y koalas: Australia.
Conocíamos la existencia de una valverdeña, Concha Rico López, residente en la ciudad de Sidney, por el testimonio del conocido pintor Manolo Parreño, que expuso sus magníficos cuadros en un museo de aquella ciudad en marzo del 2000 y donde tuvo ocasión de saludarla personalmente. En Valverde hablamos también con Ángel Rico, primo hermano de Concha, que nos contó algunos aspectos de su vida. Por otra parte y a través de nuestro amigo Juan Carlos Castilla Soriano supimos de Luis Cejudo Arrayás “Maito”, residente en la ciudad australiana de Brisbane. Asimismo Manolo Calero y su esposa Chili nos pusieron en la pista de otro valverdeño, Manolo Mantero Tocino “Manolonio”, siendo su hermano Antonio el que nos informó que vivía también en Brisbane. El cuarto y último “australiano” es nuestro yerno Domingo Asuero Azogil, que lleva un año residiendo en Sidney. Precisamente un viaje a Australia para ver a nuestra familia, ha sido la chispa que ha originado este relato.
Antes de nuestra partida queríamos conocer la dirección de Concha Rico, puesto que los e-mail de los otros tres valverdeños ya los teníamos. Alguien nos había dicho que Concha estuvo recibiendo la revista Facanías gracias a sus amistades en Valverde, así que le pedí al director de la misma que hiciera la búsqueda correspondiente. Al mismo tiempo escribí a mi hija Cristina, en Sidney, para que también ella localizara su domicilio. Ambos encargos se solucionaron antes de coger el avión. En efecto, su dirección figuraba en el listado de suscriptores de la revista, aunque ya no la recibía al ser muy caro el envío. Mi hija lo tuvo algo más difícil. Movilizó en Sidney a sus amistades españolas e incluso estuvo a punto de pedir ayuda al consulado. Pero no hizo falta, pues al ser Concha una de las fundadoras del Club Español, era persona conocida entre la colonia española y una de sus miembros sabía la dirección. Lo único, que al casarse adquirió el apellido del marido y su actual nombre es Concha Trevín, aunque ella prefiere que la llamen Concha Rico de Trevín. Concha es aquí una institución -me dijo una de sus amigas- la memoria viva de los españoles en Australia.
Así que son cuatro los valverdeños que residen actualmente en Australia, siendo del más antiguo al más moderno: Concha Rico de Trevín (Sidney), Domingo Asuero Azogil (Sidney), Luis Cejudo Arrayás (Brisbane) y Manolo Mantero Tocino (Brisbane). Se da la circunstancia de que estos dos últimos, aún residiendo en la misma ciudad, no sabían de su existencia el uno del otro. Gracias a tener los e-mail de ambos, pude ponerlos en contacto y al fin se vieron y saludaron a últimos de abril. Iniciaremos esta serie con la vida de Concha Rico y en sucesivas entregas iremos conociendo a los demás.
Concha Rico o Concha Trevín, es la misma persona. Con el último nombre figura en el listín telefónico de la ciudad. Así que desde nuestra vivienda en Sidney hablé con ella por teléfono. Se emocionó y se alegró a la vez, al saber que era de Valverde. No esperaba la llamada. Empezó a hablar y no paró, era un torbellino y a penas si pude intercalar palabra alguna. Menos mal que quedamos en vernos a la mañana siguiente. Ese día fue el jueves 5 de abril. Mi hija Cristina me llevó en coche a Ashfield, un barrio situado a 8 kilómetros al oeste del centro histórico y comercial de Sidney. Nuestro destino era un edificio de apartamentos en el 17-20 The Esplanade. Y allí, en el portal, estaba Concha esperándonos, una mujer de pequeña estatura y llena de vitalidad, charlatana, simpática, amable y con gran sentido del humor, que nos acogió con los brazos abiertos. Saqué la grabadora y no perdí la ocasión, había que tomar todas sus palabras. Y allí de pié, sin movernos, a pesar de ayudarse con un bastón, nos habló de Valverde y de su trabajo en la INVAL, de su marcha a Australia en una caravana de 66 mujeres solteras y casaderas para repoblar el país, de su trabajo en Pellegrini y de su boda con Gustavo Trevín, un gallego de Lugo. Luego nos condujo a su apartamento, el 204, y nos obsequió con un café capuchino y unos bollitos de coco, que recordaban las perrunas. Desde que quedó viuda en el año 2002, vive sola en esta casa, pero a su hija la tiene cerca y la cuida. El apartamento es amplio con dos habitaciones, un baño, un salón y amplia terraza que la permite tomar el sol y tener sus plantas, hasta nos enseñó cómo plantar una piña en una de sus jardineras. En el salón tiene una gran pantalla de televisión y en ella mira el canal español internacional. Sigue al día la vida en nuestro país, no se pierde Los desayunos de TVE, la serie Amar en tiempos revueltos y el concurso Saber y ganar la encanta. Todo ello me hace vivir, dice. Estuvimos con Concha hasta las dos y media de la tarde. Gracias a Eduardo Rosales, un vecino argentino de abuelos españoles, pudimos escanear fotos y documentos. A esa hora quiso Concha preparar unos huevos para comer, pero pensamos que no debíamos abusar de su amabilidad. Este fue nuestro primer encuentro, aún habría una segunda cita y nuevas llamadas telefónicas.
Su vida en Valverde
Concha Rico López nació un 17 de agosto de 1926 en Villanueva del Ariscal (Sevilla), pero de familia valverdeña. Mi abuelo paterno, Antonio Rico, tenía en Valverde negocios de calzado -afirma Concha- y envió a mis padres Gregorio Rico Mora y Rosario López Romero a ese pueblo sevillano, al asunto del calzado que se vendía por las minas. Fue una estancia temporal de dos o tres años, pero me llevaron a bautizar a Valverde con dos meses. Yo he crecido en Valverde, hice la primera comunión en Valverde y valverdeño hablo, desde luego. De eso podemos dar fe. A pesar de llevar cincuenta años en Australia, no ha perdido su deje valverdeño. Me eduqué en las Salesianas y más tarde continué en la escuela pública. Con el tiempo trabajé en la industria del calzado, ya que no pude conseguir mi ilusión que era estudiar Magisterio. Pronto falleció mi padre y a mi madre la tocó luchar para sacar adelante a sus cinco hijos.
Tuve la suerte de aprovechar todo lo bueno que tuve a mi alrededor y no perdí ni una ocasión de superarme en lo que pude; eso me hizo y me ha hecho siempre feliz en mi juventud y a lo largo de mi existencia. Representando a la parroquia de Valverde ocupé el cargo de presidenta de las Juventudes Obreras Católicas. Con tal motivo asistía a menudo a cursillos y como trabajaba en la fábrica INVAL de calzado, encontré allí un amplio campo para hacer algo a favor de los jóvenes, que éramos muchos.
En uno de aquellos cursillos en Huelva tuve la suerte de conocer a una de las dirigentes del Consejo Nacional de las Juventudes Obreras Católicas. Era madrileña, se llamaba Pilar Moreno Tuya, una chica joven, alegre, muy inteligente y preparada. Dios la puso en mi camino y desde entonces mi vida dio un gran cambio. Yo siempre fui aventurera. Cuando niños, mi padre nos hacía leer El Quijote y yo soñaba con recorrer mundo. Pilar me proporcionó la ocasión, pues me dijo que su hermana Mary Paz se estaba preparando para ir a Australia, que luego se iría ella, y ¿por qué no me iba yo también? Y así se arregló todo. Pilar fue la madrina de mi boda y hemos trabajado mucho juntas, codo a codo, en Australia.
En Valverde vivíamos en la Barriada del Reposo. Mis amigas me decían: Qué valor tienes, ¿cómo te atreves a ir a Australia, si allí se comen unos a otros? Y hasta el cura Don Juan lo veía algo difícil. Yo voy a ir, las dije. Y como tenía allí a Pilar, fui sin miedo, iba sobre seguro.
Operación Marta
La emigración española a Australia nació como resultado de los intereses combinados de la Iglesia Católica en aquel continente, el Comité Federal Católico de Emigración y empresas privadas, especialmente la industria azucarera. A mediados del año 1958 unos 160 varones solteros fueron embarcados para Australia. La emigración de este primer grupo demostró ser un éxito y como resultado, cuatro expediciones del mismo tipo salieron en los dos años siguientes. Su destino era el estado de Queensland, para sembrar, cultivar y cortar caña de azúcar. En Australia seguía habiendo más hombres que mujeres. Pues bien, con el fin de proporcionar a los varones españoles soporte y compañía, la Iglesia Católica en colaboración con los gobiernos australiano y español preparó un programa de emigración femenina que operó desde 1960 a 1963. La Operación Marta o el Avión de las Novias, como se la denominó, llevó a Australia a unas 800 mujeres solteras, de 21 a 35 años de edad, para trabajar como domésticas en casas de familias católicas australianas. La mayor parte de estas jóvenes se casaron con españoles y algunas lo hicieron con australianos. Al preguntar el porqué de dicho nombre, Concha me explicó que en los tiempos del evangelio, María era la contemplativa y Marta la que arreglaba la casa.
En el mes de julio de 1961 -continúa Concha Rico- me dieron el pasaporte y en septiembre marché a Madrid para unirme al grupo que iba a emigrar. Permanecimos un mes concentradas en el Convento de las Madres Reparadoras, en Chamartín, en la carretera de Alcobendas, donde nos dieron un cursillo de inglés, otro de cocina y nos prepararon para realizar bien el trabajo en el país de acogida.
Después de haber pasado las pruebas requeridas por la oficina australiana, me aprobaron la salida en la Operación Marta, llevada a cabo por la Emigración Católica de España y Australia. En esta expedición éramos 66 chicas solteras y casaderas.
Cada una de nosotras tuvo que abonar 2.400 pesetas como aportación al pasaje. Eran las 10,30 h del miércoles 18 de octubre, cuando salimos de Madrid en un avión de British Airways. El viaje duró tres días. Perdimos la noción del tiempo por los continuos cambios horarios y con comidas a todas horas, no hacíamos otra cosa que comer. En el grupo iba una chica de Granada que tocaba la guitarra, así que hasta la tripulación se unió a nosotras, dando palmas, jaleando y bailoteo en el pasillo. La primera escala fue en Salzburgo (Austria), luego en Damasco (Siria), Karachi (Pakistán), Nueva Delhi (India), Singapur, Darwin (norte de Australia) y Melbourne (sur de Australia). Aún recuerdo el dolor de oídos con tantos despegues y aterrizajes. Siguieron luego catorce horas en tren hasta llegar a Sidney, el destino final. Me hizo mucha ilusión ver saltar a los canguros a través de la ventanilla. Una vez allí nos llevaron a la Emigración Católica, en Elisabeth Street, para descansar. En aquel lugar nos esperaba el sacerdote irlandés, padre Tierney, y una secretaria que llevaba un listado con nuestros nombres.
(continuará)
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Una vez, hace algún tiempo, vi un reportaje sobre españoles en Australia. Salía una mujer que nunca dijo de dónde era pero me llamó poderosísimamente la atención el hecho de que, de fondo, tenía un cuadro de la Virgen del Reposo. Era evidente que la señora era de Valverde. Sería bueno averiguar si era ella misma, si ha participado en un documental para una televisión española (no recuerdo el canal) o si hay, o ha habido, más señoras de su edad viviendo en Australia.
ResponderEliminarEfectivamente, era Concha Rico la que salía delante de ese cuadro de la Virgen del Reposo. Creo recordar que el programa en cuestión era Españoles por el Mundo de TVE.
EliminarSaludos.
un abrazo fuerte para Domingo y su mujer Cristina, asi como para sus niñas, dios que lejos hay que ir a buscarse la papa.
ResponderEliminarConche Rico, yo tengo el honor de haber sido su padrino de boda es mi cuñada, una mujer muy habladora , pero una señora en toda regla ayudo desinteresadamente a mucho jente, yo la quiero un monton, yo estoy en Barcelona, pero hablo regularmente con ella, y si Dios quiere pronto la visitare,,,,
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