De promesa tras el Crucificado
Artículo extraído de la Revista publicada por la Hermandad de Capiruchos Blancos con motivo del 75 Aniversario de la Imagen del Cristo de la Buena MuerteEs Valverde (es noticia).-
DE PROMESA TRAS EL CRUCIFICADO
Por Manolo Cayuela
La tarde del Jueves Santo, era un ritual en mi casa. Fueron mis primeros pasos de cofrade valverdeño, acompañando a mi padre, de promesa tras el Cristo de Pérez Comendador. Desde muy pequeño, iba con la vestimenta blanca y morada de nazareno. Un poco más grande, con el traje oscuro que llevé en mi primera comunión. Mi padre nunca me confesó su devoción por el Crucificado, pero le hizo promesa muchas tardes de procesión hasta poco años antes de su muerte.
Muchas anécdotas me vienen a la cabeza de mis primeras procesiones con la Hermandad. Algunas de ellas personales, como el no entender el por qué al Crucificado nunca le tocaba la música. Recuerdo cuando el Jueves Santo de los 80, los tres Titulares en sus pasos salían juntos en la tarde del Jueves Santo. Salía la Banda Municipal de Música con el Nazareno, y en el algún momento de la procesión los músicos se detenían y pasaban a tocar al paso de palio de la Virgen de los Dolores. ¿Y a Nuestro Señor? -me preguntaba yo- ¿Por qué no lo tocan al Crucificado?.
Todo ello cambió en los años 90, cuando la procesión pasó al Miércoles Santo. La perfección anatómica de la talla que salió de la gubia de Pérez Comendador cobró protagonismo, en un recorrido inédito, y con la Ermita de la Santísima Trinidad de testigo, en el punto álgido de la Estación de Penitencia. Ahora ya con acompañamiento musical, primero con la Banda del Tirachinos, y luego con Bandas de Tambores y Cornetas, las primeras que recuerdo en Valverde, costeadas gracias al doble esfuerzo de los costaleros, el físico y el de su bolsillo.
De estos primeros años de procesión en Miércoles Santo también muchas anécdotas se me agolpan, como el año en el que un fallo en el mecanismo al inicio del recorrido procesional, hizo que tuviera que hacer el Santísimo Cristo casi toda su Estación de Penitencia con la Cruz hundida en el monte de claveles (año de la foto que acompaña a este texto). También se me quedó marcado el año en el que la Corona de Espina del Señor salió despedida en una tremenda “levantá” de los costaleros.
Como decía al inicio, mi padre nunca me confesó su devoción por el Crucificado, de la cual me hizo partícipe. El fue un hombre de Hermandad, de crear Hermandad y de hacerla perdurar en Valverde, principalmente entre los más jóvenes. En su etapa de Hermano Mayor, cogió a la Hermandad en uno de los momentos más complicados de su reciente historia. Él siempre fue defensor de las causas perdidas, y muy convencido de sus ideas. Me recuerda mi madre de las continuas discusiones con el párroco Don Domingo, cuando adornaba la Capilla de los Blancos en Cuaresma; jarrones y flores acarreadas de los campos de Candón, Raboconejo o Caballón. Todo ello iluminado con variados conjuntos de iluminación que antes ideaba y probaba en la trastienda de su tienda en la plaza.
Puso fin a su etapa de Hermano Mayor cuando entendió que el relevo generacional estaba asegurado, convencido de que el futuro de la Hermandad está en los jóvenes. Para él este punto se alcanzó cuando en 1976 se retomó la tradición de sacar con costaleros los pasos de la Hermandad. Ese año fue el turno del Nazareno y tras la procesión, mi padre eufórico invitó a toda la cuadrilla en mi casa del Valle de la Fuente a unas cervezas y a una paletilla. Mi madre embarazada de mi hermana María, que luego nació en agosto de ese año, no daba a bastos. Cuando los costaleros arrasaron con todos los víveres de casa, la euforia de mi padre continuaba y se llevó la cuadrilla al Casino Recreo, para terminar allí la celebración. Tras esta cuadrilla luego llegarían las cuadrillas de la Virgen de los Dolores y la del Crucificado, en 1984, que no procesionaba con costaleros desde 1959.
Mi padre también fue muy reservado y poco me contaba de la historia de nuestra Hermandad. Para adentrarnos en ella hemos tenido la suerte de contar con el libro de Nuria Navarro. Siempre había creído que el “Señor de la Matalahuva” fue donado a la Hermandad por la Familia de Juan Zarza Mora (casado con Dolores Fleming Zarza). Juan era hijo de Pedro Zarza Batanero, dueño de la Fábrica de Aguardientes Zarza-Mora, y de ahí este apodo entre los cofrades valverdeños. Sin embargo leyendo el libro de Nuria, hemos podido comprobar que si bien inicialmente la familia costeó las 30.000 pesetas al escultor, la Hermandad posteriormente devolvió por partes la suma del importe, con lo que en realidad no fue una donación sino un préstamo.
A pesar del avance del cambio de la salida procesional al Miércoles Santo, a mi padre nunca le terminó de convencer. Seguramente ello se debía a la incompatibilidad que le suponía realizar la Estación de Penitencia con el trabajo en su negocio, ya que el Miércoles Santo es laborable para muchos trabajadores. Él me afirmaba que el Crucificado nunca había salido ese día, a pesar del rumor extendido entre los cofrades valverdeños de que con esta salida los miércoles se recuperaba una antigua tradición. Hoy seguro estaría convencido que el cambio ha sido muy positivo tanto para la Semana Santa valverdeña como a la propia Hermandad.
La primera salida procesional del Santísimo Cristo de la Buena Muerte tuvo lugar en la Semana Santa del año 1944. A diferencia de lo que pasaría años después, esta primera Estación de Penitencia se realizó en la procesión del Viernes Santo, como vemos en el programa de la Semana Santa de ese año, siendo su primer recorrido Iglesia, Calvo Sotelo (Real de Arriba), D. Pedro Castilla, Queipo de Llano (Del Duque), Calvo Sotelo, Plaza, General Sanjurjo (La Calleja), San Isidoro, José Antonio (Valle de la Fuente), Alemania (Don Rodrigo Caballero) e Iglesia.
Finalizo este breve relato de mis recuerdos familiares y personales, agradeciendo al Hermano Mayor, Junta de Gobierno, a los Capataces y Costaleros por su esfuerzo para convertir el próximo 28 de septiembre un día grande para la Hermandad de los Blancos. Lo será por esta Salida Extraordinaria en una fecha atípica a principios del otoño, que permitirá que el recuerdo quede grabado a fuego en nuestras retinas. La presencia de nuestro Obispo José Vilaplana en la que quizás será su última vista pastoral a Valverde, el acompañamiento musical de la Banda de TTCC de las Cigarreras de Sevilla. Cientos de devotos valverdeños lo acompañarán y arroparán, De Promesa tras el Crucificado, y lo convertirán en un día inolvidable.
Muy buen artículo Manuel. Me recuerda mi niñez.
ResponderEliminarNo vi la procesión pero me dijeron que fue una impresionante manifestación, con una gran presencia de varas...
ResponderEliminar"dijo una voz popular,
quien me presta una escalera
para subir a la cruz,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno"
Así lo cantó un tal Antonio Machado.
Si hubo bastantes varas pero escaleras ninguna; Obdulio también le cantó al Cristo de la Buena Muerte:
Eliminar"Tus brazos son pregones de consuelo,
que en ondas milagrosas se propagan,
aromas deliciosos que embriagan,
caminos de VERDAD que van al cielo.
Son luces que iluminan este suelo
donde el dolor y la miseria vagan...
son símbolos de redención que halagan
a todo el que está PRESTO para el VUELO.
Si eres LUZ y VERDAD, y estás clavado,
por mí, sobre unos troncos de madera,
no me dejes que caiga en el pecado.
Haz que camine si preciso fuera
tras de tus pasos con mi cruz cargado
para poder SEGUIRTE cuando muera. OBDULIO
Es indecente manchar la memorio de los muertos y decir ahora, sin citar las fuentes, que el Crucificado no fue una donación sino un préstamo por parte de Juan Zarza Mora. Te queda mucho purgatorio. Ni has sido elegido nunca alcalde ni lo serás.
ResponderEliminarEstimado anónimo. No hay nada más triste que no conocer la Historia del Pueblo en el que uno vive y menos creerse en posesión de la verdad sin tenerla. Para ello se puede recurrir a las fuentes documentales, y en este caso a las publicaciones existentes en dicha materia. En fecha reciente ha salido publicado el libro de la Historia de la Hermandad de los Blancos de Nuria Navarro. En la página 258 podemos leer lo siguiente en referencia a la talla del Santísimo Cristo de la Buena Muerte: "La efigie, cuyo precio ascendió a 30.000 pesetas, fue sufragada en un principio por la familia Zarza-Fleming. Si bien en los años posteriores a su llegada la Hermandad irá abonando por partes la suma total del importe de la cuantía de la hechura a la mencionada familia". Saludos
EliminarEn ningún momento uso la palabra préstamo y me desmarco totalmente de esa afirmación. Esa no es mi visión como investigadora ni son mis palabras como escritora.
ResponderEliminarManolo, te ruego que no me mezcles en tus batallas políticas y no vuelvas a usar mi nombre para justificar o darle credibilidad a lo que no es más que una interpretación subjetiva TUYA de lo que yo he escrito.
Núria Navarro Márquez
Zas.... cayu contesta.... o mejor escóndete....
EliminarAl cayuela se le ve la mala leche para intentar hacer mella a la familia de la actual alcaldesa, ya que el donante del Crucificado fue su bisabuelo; pero la escritora deberá de esclarecer las fuentes concretas de: "Si bien en los años posteriores a su llegada la Hermandad irá abonando por partes la suma total del importe de la cuantía de la hechura a la mencionada familia", esto es calumnioso e ignominioso en sí de no resultar acreditado y bien acreditado por ella. No creo que la familia afectada deba de quedarse quieta hasta que se acrediten las fuentes o desmienta con publicidad el negligente error y falta de rigor. Nuria espabila... no dejes que otros se aprovechen de tu "investigación" pues aun con mala uva, la interpretación de cayuela no es descabellada. Muestra las fuentes de tu aserto ya!
ResponderEliminarQue barbaridad ,politizar también los temas religiosos ,se ha perdido la sensibilidad y el respeto por los temas religiosos ,cuando muchos de los que critican ,les das un cerillo y son capaces de,lo que todos sabemos,
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