domingo, 14 de noviembre de 2010

Valverdeños por el mundo. Chester

Viaje a Chester

El incansable viajero y colaborador de este blog nos muestra ahora sus vivencias en la localidad británica

VIAJE A CHESTER

Por José María Andrade Carrero

Odisea. Así fue mi entrada en esta ciudad, situada en el noroeste de Inglaterra, cerquita de Liverpool y Manchester. Me quedé sin trabajo en España y me la jugué, quería aprender inglés y tener una experiencia en otro entorno muy diferente. Me lo pedía el cuerpo y me puse en marcha. Me compré un billete de Faro a Londres. En un principio, mi destino era la capital Inglesa, pero una vez allí y después de hablar con cierta gente, me comentaron que era preferible una ciudad más pequeña y con menos españoles. Tenía un familiar en Chester, un primo veterinario que trabajaba por los alrededores de Chester. Y me fui. Cogí un tren desde Londres, en el Sur de Inglaterra, a Chester, situado en el Noroeste. Ese viaje fue un viaje reflexivo.



Caminaba solo por la vida, dejé atrás a toda mi familia y amigos y había que comenzar de cero. Había que construir un entorno de amigos o conocidos nuevo, no se puede caminar solo por la vida, y había que adaptarse a una nueva ciudad, una nueva cultura, en definitiva a un entorno desconocido. Si a ello le sumamos que no tenía ni papa de inglés pues todo se complicaba. Pero estaba dispuesto a jugármela. Salí a las 4 de la tarde de Londres destino Liverpool. El verde de los campos ingleses me aportaba esperanzas y soñaba con una bonita experiencia. Una vez en Liverpool otro tren destino Chester, y una vez allí, un autobús destino Tarvin, una aldea de Chester donde vivía un primo mío. Llegué muy tarde a Chester, ya oscuro, y cuando entré en el autobús le enseñé al conductor un papelito con el nombre de la Aldea de mi destino. No sabía comunicarme en inglés y toda la comunicación era a través de gestos. El autobús realizaba paradas continuas pero no llegaba Tarvin. Me acercaba una y otra vez al conductor y le preguntaba, pero él me decía que tranquilo que me avisaría. Pero se olvidó y llegué hasta la última parada. El conductor dijo Last Stop (última parada) y me fui a por él con ganas de liquidarlo. Le dije que me tenía que llevar a Tarvin, que era mi primer día en Inglaterra, que no hablaba Inglés, que no conocía la zona, pero él me respondió que le perdonara por su error pero que había terminado su trabajo y se iba para su casa. Me bajé del autobús con todo mi equipaje, el necesario para año y medio, pregunté por un taxi, pero no había taxis en la zona. Entré en el único bar de la zona pero solo estaba el dueño, una persona mayor que por supuesto no estaba dispuesto a acercarme a Tarvin.



No había tiempo para llorar ni agobiarse, cogí mi mapa de la zona que llevaba impreso y conté los pueblos o aldeas que había desde donde estaba hasta Tarvín, 9 aldeas de por medio. Eran las 11 de la noche, un frio que pelaba, lloviznaba y yo cargado con 3 macutos acojonantes. En fin, tocaba abrigarse y andar, andar por el borde de la carretera. Por supuesto hice autostop, pero ni dios paraba a un tío extranjero y más a esa hora de la noche. 6 horas duró el trayecto. Ya ya no sabía si estaba congelado o era un cubito de hielo. Llegué a Tarvin muerto, volví a coger el mapa, durante el trayecto fui contando una a una las aldeas que superaba, eran pequeñas batallas ganadas necesarias para ganar la guerra, y me orienté para llegar a la casa de mi primo que la tenía señalada en rojo. Llegué, como pude llegué, y toqué el timbre. Me abrió un chico inglés, el hijo del dueño de la casa, y le dije que era el primo de Raúl. Me llevó a la habitación y mi primo me recibió cariñosamente, como es él muy buena gente. Él había estado trabajando hasta ese momento. Le conté la historia en un minuto y fallecí en la cama. Caí muerto y rendido pero me demostré que en la vida, si uno tiene capacidad de sufrimiento y es inteligente se puede conseguir todo lo que uno se proponga. Y perdí el miedo a todo, me alegro mucho de haber pasado esa noche, porque me endureció y me quitó todos los complejos y miedos que puede tener un chico de pueblo que se va al extranjero por vez primera.



El día siguiente me puse en marcha para buscar trabajo. Rellené Aplication For (CV) en todos los hoteles y restaurantes de Chester. Es una ciudad eminentemente turística, con pasado romano, está cercado por murallas romanas y cada entrada en la ciudad debe hacerse por un arco romano. Yo, muy cinéfilo, me animaba y cada entrada en un arco de la ciudad lo interpretaba como un triunfo, una entrada en la roma chesteriana. Nadie, ningún hotel ni restaurante, me llamaba a mi nuevo teléfono inglés, lógico no hablaba dos palabras seguidas de inglés y había dado una imagen lamentable en mis presentaciones en busca de trabajo. Pasaron 3 semanas y aunque lo intentaba cada día no encontraba nada de trabajo. El dinero se agotaba y había que pensar una nueva estrategia. Me centré en un hotel, MILL HOTEL (mi hotel de por vida) e insistí varias veces al día. Llegaba al hotel y le comentaba a la chica de recepción que quería hablar con el director o directora. Ella me respondía educadamente que era imposible. Yo, que no me venzo nunca, insistía una y otra vez cada día. La chica me veía llegar al Hotel y ya ni me miraba. Yo le hacía mi pregunta de rigor y ella me respondía instintivamente que imposible. Hasta que le día pena un día y me dijo que me esperara un momento. Yo tenía un folio en inglés en mi cabeza que me había escrito para darle pena a la directora y que me contratara. Básicamente, que era español, que quería aprender inglés y sobre todo conocer la cultura inglesa (fue la clave de que me contratara, ellos son muy suyos y les encanta que la people de otros países se quiera adaptar a sus constumbres), que me atraía mucho su cultura y que me quedaba poco dinero, que si no me contrataba me debía volver a España y era una pena no conocer un país con tanta tradición. Me respondió que me comprara un pantalón negro y una camisa blanca y que al día siguiente comenzaba a trabajar a las 7 de la mañana.



Otra cosita que conseguimos o una menos como yo lo veía. Me quedaba una más, encontrar un piso con gente de habla inglesa. Eso me lo facilito una portuguesa que me presentaron, la chica más inteligente que conocí en mi vida, ella me dio la dirección de la casa de un profesor inglés, amigo suyo que compartía piso con más gente y buscaba a un compañero/a . Me presenté allí solo, ya ella había hablado con él, y me sentaron en una mesa a charlar conmigo. La charla no duró mucho porque yo solo me fijaba en los ojos de la gente, en sus gestos, en sus expresiones para entender algo de lo que hablaban. Y me dijeron que debían pensar si me aceptaban o no. Me fui de la casa y al minuto vino el inglés corriendo para decirme que era bienvenido a su hogar. El equipo, el Team, era un profesor inglés de bellas artes muy buena gente, una economista escocesa, de Glasgow, muy peculiar, lesbiana y maravillosa, y una sudafricana preciosa pero con un genio que dios tirita.



Allí, en esa casa, estuve año y medio, me trataron los 3 como a un hijo, me enseñaban a pronunciar a cada momento (era una locura porque cada uno pronunciaba una misma palabra de forma diferente) y yo les estaré agradecido de por vida. Formamos una familia y la única pena es que les llevé Jamón Serrano y lo desecharon por Beicon. Qué le vamos a hacer, así son ellos.



Chester está en mi recuerdo porque cada vez que veo un paquete de Chesterfield se me viene a la cabeza. Bonita experiencia, aprendimos a chapurrear inglés, sigo estudiando inglés porque me encanta ese idioma, conocimos profundamente 3 culturas diferentes (Inglesa, Escocesa y Sudafricana) y aprendí a trabajar de camarero, y lo más importante, aprendí de por vida a respetar el trabajo de un camarero y siempre que entró en un bar me veo currando y deseo que me traten con respeto, educación y correctamente.



Esa ciudad, Chester, está en la frontera con Gales, muy cerquita de Liverpool y Manchester, está rodeada de Canales de Agua, el rio Dee atraviesa el centro de la ciudad, tiene vestigios romanos por todos lados, tiene un centro encantador y un collegue muy bueno para quien quiera ir a aprender inglés. Mucho extranjero, sobre todo gente del Este de Europa, atraídos por el trabajo que ofrecen los Hoteles y Restaurante de la Zona.

Lo que más me maravillo de chester fue su luz, nunca vi una ciudad con más luz que Chester. Esa luz fue mi energía para cargar pilas a cada momento y la busqué, la busqué a cada instante para que me aportara la vitamina y la fuerza que desprenden los rayos del sol y la claridad de ideas y la esperanza para caminar por una ciudad con pasado romano desconocida y adaptarme a un modo de vida completamente diferente.

Gracias Chester, en mi corazón de por vida.
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5 comentarios :

  1. vaya tela...a mi me pasa eso y me llevo llorando tres días!!!enhorabuena por superar y ganar tanto con esa experiencia...

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  2. "Choco", estas hecho un auténtico "survivor" ... enhorabuena.

    Ah! otra cosita: "haberte traido un par de cartones de Chester, que allí tenía que estar más baratos... cojoXXX..."

    Un abrazo.

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  3. Buenas Vazquez, estas hecho un padrazo tio, lo del tabaco allí fue un martirio, solo te dejan llevarte de españa dos cartones, pero con mi nivel de consumo en dos o tres semanas se agotaban, y unas 7 libras un paquete de tabaco,una hora de trabajo niño... yo lo compraba pq lo mio no tiene solución y cerraba los ojos, pagaba las 7 libras,compraba el paquetito de tabaco y a fumá... no te veo por valverde Catum ( por qué ese nombre tocayo?)

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  4. Cuentanos algo del chavaleo, de verdad las inglesas tienen esa fama de "estirá" y poco higiénicas?

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  5. Pues las inglesas algunas son preciosas, lo que pasa es que la comida rápida hace q con 20 años estén gordas, y la mayoria bebe hasta perder el control la verdad, pero algunas inglesas son muy bonitas, y lo de no lavarse yo no lo ví la verdad.

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