Ana Isabel Bermejo
Ana Isabel, hija del conocido escultor valverdeño Gregorio Bermejo conoció a su marido Nelson Correa, cuando trabaja de mecánico en Talleres Caminos. Junto decidieron emprender una vida nueva en Brasil
Es Valverde (es noticia).- Jesús Ramírez Copeiro nos trae al blog una nueva entrega de esta serie de valverdeños localizados en los distintos confines de nuestro planeta. (leer más)
Valverdeños por el mundo, Valverdeños en Brasil
por Jesús Ramírez Copeiro
Ana Isabel Bermejo Freire
Nació el 6 de octubre de 1976 en Valverde, siendo sus padres Gregorio Bermejo “el escultor” y Maruja Freire. Estudió en el colegio José Nogales y trabajó luego en la industria del calzado. A los veintidós años se fue a Valencia y regresó al cabo de seis para trabajar en la manipulación de la fresa, en Lucena del Puerto y Palos de la Frontera. Conocí a Nelson Correa, mi marido, en Valverde -narra Ana Isabel Bermejo- cuando trabajaba en su profesión de mecánico de coches en los Talleres Camino. Vivíamos juntos cuando se ofreció la oportunidad de ir a Brasil, su lugar de nacimiento. Desde allí su cuñado le animó a que volviese, ya que su país había cambiado mucho económicamente. Yo hacía año y medio que no trabajaba y tras haberme animado a acabar la ESO, en la escuela de adultos y con las ganas de aventuras que siempre tuve, me animé a ir. Viajamos a Brasil durante la Feria de Valverde de 2011.
Llegada a Brasil
Salimos de Faro y pasando por Lisboa llegamos a Brasil en invierno, pero como el clima es tropical no lo notaba, parecía primavera. Aterrizamos en Belo Horizonte, estado de Minas Gerais. Desde allí fuimos a Vila Velha, la ciudad de la familia de Nelson, en el área metropolitana de Vitória (la capital del estado de Espírito Santo) y en un mes nos casamos. La madre de mi marido desciende de emigrantes italianos.
Durante casi un año vivimos en Vila Velha, a 400 km al norte de Río de Janeiro. Al principio fue un choque cultural fuerte, la gente ve al europeo muy chic. También es difícil encontrar las cosas cotidianas de España como cafeterías, que aquí llaman “lanchonetes”, donde se pueden tomar “sucos” o zumos variados de frutas, hasta cuarenta sabores de frutas y que muchas veces están dentro de las panaderías. Las calles no se encuentran tan limpias como las podemos encontrar en España y tampoco existe la costumbre de decir ¡vamos a tomar café! Claro, aquí hace mucho calor como para tomar cosas calientes y se prefieren los helados, que se venden todo el año.
En Bahía
A causa del trabajo de Nelson, en julio de 2012, nos fuimos a vivir a Eunápolis, en el extremo sur del estado de Bahía, una ciudad del tamaño de Huelva. Pero desde el 3 de enero de 2013 residimos en Cruz das Almas, en un condominio muy tranquilo y céntrico, así que tengo todo a mano. Estamos a 146 km de Salvador de Bahía, la capital. De momento no trabajo y tampoco estudio porque desde que llegué, entre el idioma y los cambios de residencia, no hay tiempo para nada. Bueno, quiero prepararme este año para acceder a la Universidad, pues mi deseo es sacar un título de medio ambiente.
Aquí en Bahía las personas son muy paradas....vamos que no les gusta mucho trabajar. Me dijeron que es por la mezcla que tienen de indio y negro. A los indios no se les puede obligar a trabajar, porque no aceptan todavía el trato que les dieron los portugueses, trabajan cuando quieren. Va todo “muito devagar”(muy lento), parece que no hay prisa para nada....es desesperante.
Diferencia de clases
Las ciudades en general están muy pobladas y no existe envejecimiento, como en Europa, pues hay mucha población joven y las familias más pobres tienen entre tres y cinco hijos. Aunque esto cambia a medida que se asciende a la clase media y las personas consiguen un nivel de estudios superior. Sólo un 11% de la población con más de 25 años, en un país con más de 196 millones de habitantes, tiene estudios universitarios y muchos solamente hicieron hasta cuarto curso. Las universidades federales gratuitas son muy pocas, el examen de acceso es difícil y las privadas, aunque abundan, son difíciles de costear para una población con pocos ingresos. La diferencia entre clase pobre y clase media es todavía muy grande, sobre todo en la región nordeste que siempre enfrenta la seca y se puede llevar un año sin llover, con lo cual las pérdidas económicas son importantes.
Las regiones sureste y sur son las que están mejor económicamente: São Paulo acapara la mayoría de las industrias del país, con 11 millones de habitantes, la mayor metrópolis de América latina, y la sigue Río de Janeiro con 6 millones. La zona más rica de todo Brasil es el sur, con los estados de Paraná, Santa Catarina y Río Grande, en la frontera con Uruguay y Argentina. En el sur predomina la raza más blanca, ya que son descendientes de alemanes, españoles, austríacos, polacos, italianos y portugueses; viven con sus costumbres europeas, de casas limpias y plazas floridas. Se afincaron allí por el clima que es más frío y nada tropical, como sucede en el resto del país y en esa mezcla de razas se pueden encontrar las mujeres más bonitas de todo Brasil. Espero ir pronto a visitarlo porque dicen que el europeo se adapta mejor en esa zona.
Vida cara
La moneda de curso legal es el real brasileño y un euro equivale a 2,70 reales, aunque varía cada semana y no precisamente para bajar. La vida es cara, ya que la subida de impuestos que se produjo hace unos años fue muy grande. El brasileño trabaja cinco meses para pagar impuestos, es absurdo. Por ejemplo la botella de refresco puede costar 3,40 reales y teniendo en cuenta un salario medio mensual de mil reales es cara. La leche cuesta cerca de dos reales, absurdo para uno de los países productores lecheros mayores del mundo. El kilo de carne también es caro, los huevos más de tres reales la docena y no sólo la comida sino todo lo demás, como el champú 10 reales, televisión 900 reales, coche simple sin ABS ni aire acondicionado más de 30.000 reales, así que el dinero se va rápido. Lo bueno es que es un país donde se invierte mucho y el porcentaje de desempleo está entre un 4 y un 6%, habiendo empleo tanto para el que está cualificado como el que no. Si tienes un título universitario el salario es realmente interesante: un ingeniero de petróleo y gas gana 10.000 reales al mes.
Comida típica
Con tanta mezcla cultural se encuentra una gran variedad de platos, pero el principal y que no puede faltar es el tradicional “prato feito brasileiro” (plato hecho brasileño), a base de arroz, feijão (frijoles), carne, macarrón, farola (harina de yuca) y ensalada, todo junto en un solo plato. El arroz y los frijoles se comen todos los días; se colocan estos dos alimentos uno encima del otro y lo que varía es el tipo de carne. Se acompaña de patatas fritas o puré de patatas o de salsas. Es la comida típica de los brasileiros. Aquí lo que abunda es la fruta, existe la misma fruta que en España pero añadiendo las tropicales como papaya, maracuyá, tamarindo, guayaba, mango, açaí, cajá, cajú, jaca, piña muy dulce y un largo etc., todas deliciosas.
Naturaleza
En cuanto al paisaje, la naturaleza es muy rica con una mata atlántica de gran belleza, muy verde y con zonas de mata fechada o cerrada. Se llama así porque es tal el cúmulo de vegetación, árboles gigantes y plantas, que para entrar en ella hay que ir con machete, despejando el paso como en la época de la colonización portuguesa. Está todo muy protegido, en la mata viven animales salvajes que se encuentran amenazados y existen plantas curativas que solo se hallan en este país y en ciertas partes de la Amazonía. Por otra parte hay que aprender a convivir todo el año con el temido mosquito, por el clima caliente y húmedo, pero te acostumbras.
Llevamos dos años residiendo en Brasil y de momento seguiremos aquí. No sé qué pasará cuando acabe mis estudios. Muchos recuerdos a mis padres y hermanos. (volver a página principal)
por Jesús Ramírez Copeiro
Ana Isabel Bermejo Freire
Nació el 6 de octubre de 1976 en Valverde, siendo sus padres Gregorio Bermejo “el escultor” y Maruja Freire. Estudió en el colegio José Nogales y trabajó luego en la industria del calzado. A los veintidós años se fue a Valencia y regresó al cabo de seis para trabajar en la manipulación de la fresa, en Lucena del Puerto y Palos de la Frontera. Conocí a Nelson Correa, mi marido, en Valverde -narra Ana Isabel Bermejo- cuando trabajaba en su profesión de mecánico de coches en los Talleres Camino. Vivíamos juntos cuando se ofreció la oportunidad de ir a Brasil, su lugar de nacimiento. Desde allí su cuñado le animó a que volviese, ya que su país había cambiado mucho económicamente. Yo hacía año y medio que no trabajaba y tras haberme animado a acabar la ESO, en la escuela de adultos y con las ganas de aventuras que siempre tuve, me animé a ir. Viajamos a Brasil durante la Feria de Valverde de 2011.
Llegada a Brasil
Salimos de Faro y pasando por Lisboa llegamos a Brasil en invierno, pero como el clima es tropical no lo notaba, parecía primavera. Aterrizamos en Belo Horizonte, estado de Minas Gerais. Desde allí fuimos a Vila Velha, la ciudad de la familia de Nelson, en el área metropolitana de Vitória (la capital del estado de Espírito Santo) y en un mes nos casamos. La madre de mi marido desciende de emigrantes italianos.
Durante casi un año vivimos en Vila Velha, a 400 km al norte de Río de Janeiro. Al principio fue un choque cultural fuerte, la gente ve al europeo muy chic. También es difícil encontrar las cosas cotidianas de España como cafeterías, que aquí llaman “lanchonetes”, donde se pueden tomar “sucos” o zumos variados de frutas, hasta cuarenta sabores de frutas y que muchas veces están dentro de las panaderías. Las calles no se encuentran tan limpias como las podemos encontrar en España y tampoco existe la costumbre de decir ¡vamos a tomar café! Claro, aquí hace mucho calor como para tomar cosas calientes y se prefieren los helados, que se venden todo el año.
En Bahía
A causa del trabajo de Nelson, en julio de 2012, nos fuimos a vivir a Eunápolis, en el extremo sur del estado de Bahía, una ciudad del tamaño de Huelva. Pero desde el 3 de enero de 2013 residimos en Cruz das Almas, en un condominio muy tranquilo y céntrico, así que tengo todo a mano. Estamos a 146 km de Salvador de Bahía, la capital. De momento no trabajo y tampoco estudio porque desde que llegué, entre el idioma y los cambios de residencia, no hay tiempo para nada. Bueno, quiero prepararme este año para acceder a la Universidad, pues mi deseo es sacar un título de medio ambiente.
Aquí en Bahía las personas son muy paradas....vamos que no les gusta mucho trabajar. Me dijeron que es por la mezcla que tienen de indio y negro. A los indios no se les puede obligar a trabajar, porque no aceptan todavía el trato que les dieron los portugueses, trabajan cuando quieren. Va todo “muito devagar”(muy lento), parece que no hay prisa para nada....es desesperante.
Diferencia de clases
Las ciudades en general están muy pobladas y no existe envejecimiento, como en Europa, pues hay mucha población joven y las familias más pobres tienen entre tres y cinco hijos. Aunque esto cambia a medida que se asciende a la clase media y las personas consiguen un nivel de estudios superior. Sólo un 11% de la población con más de 25 años, en un país con más de 196 millones de habitantes, tiene estudios universitarios y muchos solamente hicieron hasta cuarto curso. Las universidades federales gratuitas son muy pocas, el examen de acceso es difícil y las privadas, aunque abundan, son difíciles de costear para una población con pocos ingresos. La diferencia entre clase pobre y clase media es todavía muy grande, sobre todo en la región nordeste que siempre enfrenta la seca y se puede llevar un año sin llover, con lo cual las pérdidas económicas son importantes.
Las regiones sureste y sur son las que están mejor económicamente: São Paulo acapara la mayoría de las industrias del país, con 11 millones de habitantes, la mayor metrópolis de América latina, y la sigue Río de Janeiro con 6 millones. La zona más rica de todo Brasil es el sur, con los estados de Paraná, Santa Catarina y Río Grande, en la frontera con Uruguay y Argentina. En el sur predomina la raza más blanca, ya que son descendientes de alemanes, españoles, austríacos, polacos, italianos y portugueses; viven con sus costumbres europeas, de casas limpias y plazas floridas. Se afincaron allí por el clima que es más frío y nada tropical, como sucede en el resto del país y en esa mezcla de razas se pueden encontrar las mujeres más bonitas de todo Brasil. Espero ir pronto a visitarlo porque dicen que el europeo se adapta mejor en esa zona.
Vida cara
La moneda de curso legal es el real brasileño y un euro equivale a 2,70 reales, aunque varía cada semana y no precisamente para bajar. La vida es cara, ya que la subida de impuestos que se produjo hace unos años fue muy grande. El brasileño trabaja cinco meses para pagar impuestos, es absurdo. Por ejemplo la botella de refresco puede costar 3,40 reales y teniendo en cuenta un salario medio mensual de mil reales es cara. La leche cuesta cerca de dos reales, absurdo para uno de los países productores lecheros mayores del mundo. El kilo de carne también es caro, los huevos más de tres reales la docena y no sólo la comida sino todo lo demás, como el champú 10 reales, televisión 900 reales, coche simple sin ABS ni aire acondicionado más de 30.000 reales, así que el dinero se va rápido. Lo bueno es que es un país donde se invierte mucho y el porcentaje de desempleo está entre un 4 y un 6%, habiendo empleo tanto para el que está cualificado como el que no. Si tienes un título universitario el salario es realmente interesante: un ingeniero de petróleo y gas gana 10.000 reales al mes.
Comida típica
Con tanta mezcla cultural se encuentra una gran variedad de platos, pero el principal y que no puede faltar es el tradicional “prato feito brasileiro” (plato hecho brasileño), a base de arroz, feijão (frijoles), carne, macarrón, farola (harina de yuca) y ensalada, todo junto en un solo plato. El arroz y los frijoles se comen todos los días; se colocan estos dos alimentos uno encima del otro y lo que varía es el tipo de carne. Se acompaña de patatas fritas o puré de patatas o de salsas. Es la comida típica de los brasileiros. Aquí lo que abunda es la fruta, existe la misma fruta que en España pero añadiendo las tropicales como papaya, maracuyá, tamarindo, guayaba, mango, açaí, cajá, cajú, jaca, piña muy dulce y un largo etc., todas deliciosas.
Naturaleza
En cuanto al paisaje, la naturaleza es muy rica con una mata atlántica de gran belleza, muy verde y con zonas de mata fechada o cerrada. Se llama así porque es tal el cúmulo de vegetación, árboles gigantes y plantas, que para entrar en ella hay que ir con machete, despejando el paso como en la época de la colonización portuguesa. Está todo muy protegido, en la mata viven animales salvajes que se encuentran amenazados y existen plantas curativas que solo se hallan en este país y en ciertas partes de la Amazonía. Por otra parte hay que aprender a convivir todo el año con el temido mosquito, por el clima caliente y húmedo, pero te acostumbras.
Llevamos dos años residiendo en Brasil y de momento seguiremos aquí. No sé qué pasará cuando acabe mis estudios. Muchos recuerdos a mis padres y hermanos. (volver a página principal)
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