Dos semanas en La Habana
El valverdeño Jesús Copeiro nos narra su experiencia tras visitar La Habana en la etapa final de la Cuba de Fidel Castro, cuando está reciente su muerte ocurrida el pasado viernesEs Valverde (es noticia).-
Por Jesús Copeiro
Hemos visitado La Habana dos veces últimamente, una semana el pasado año y otra ahora. Desde que era joven tenía ganas de conocerla, pero nunca hallé la ocasión. Recuerdo de pequeño aquellos juegos lingüísticos que decían: “De La Habana ha venido un barco cargado de….” cosas que empiezan por la letra p o palabras con la letra m y había que continuar dando nombres. Cuando analicé los sucesos del año 1898 siempre tuve la sospecha de que el hundimiento del “Maine” había sido una engañifa de los americanos para entrar en guerra contra España. Luego, en mis años de estudiante, en la década de los años sesenta, se cantaba la popular “Guantanamera” y la añorada “Cuando salí de Cuba”, de Luis Aguilé.
Foto 1: Palacio de los Capitanes Generales en La Habana colonial
Bloqueo
Fue casi la primera y también la última colonia que tuvimos en América. Cuba es una prolongación de España. Es nuestra hija o mejor aún, nuestra hermana pequeña. Así lo sienten los cubanos y al saber que éramos españoles nos paraban en la calle y nombraban a la madre patria o sacaban a relucir sus antepasados gallegos, asturianos o canarios. Tantos miles de españoles quedaron en Cuba tras la independencia y tantos miles emigraron a ella en las primeras décadas del siglo XX, que cuando se impuso el bloqueo a la isla, Franco se lo saltó olímpicamente y nuestros barcos y aviones siguieron comerciando. La compañía Iberia mantuvo conectada La Habana con Europa y a los niños cubanos no les faltaron juguetes españoles, amén de que los autobuses Pegaso inundaran sus carreteras. Es más, el ministro Fraga invitó a Fidel Castro a Galicia para visitar a sus parientes de Lugo. Y a la muerte de Franco, Fidel decretó tres días de luto oficial. Los dos gallegos llegaron a respetarse.
Principales industrias
Tres son las principales industrias hoy día en Cuba: el turismo, la industria biotecno-sanitaria y la minería de níquel. Por último, ron y tabaco aunque de forma testimonial. Actualmente visitan la isla tres millones de turistas al año. La exportación de médicos y medicinas es muy importante, la industria farmacéutica está muy avanzada y han descubierto soluciones para el cáncer utilizando el veneno del alacrán. Hay médicos en Venezuela, Brasil, Nigeria o Guinea Ecuatorial, a cambio de petróleo. Pero también en otros países como Pakistán, Sudáfrica, Haití, Liberia o Sierra Leona, donde la brigada médico cubana ha parado el ébola. Empresarios españoles son los propietarios de los principales hoteles en la isla y sería interesante que hubiera más inversiones españolas, antes de que los americanos aterricen con sus dólares ante el anunciado fin del bloqueo.
La Habana, española siempre
La Habana es una ciudad que merece la pena visitar, a pesar del estado ruinoso de muchas casas y los problemas existentes. En la Habana Vieja hay mucho reconstruido y actualmente se están acometiendo mejoras para el agua y el alcantarillado. Es un placer pasear por sus calles tanto de día como de noche, con los edificios históricos iluminados, en un paseo organizado con guías locales. La Habana fue siempre española salvo un corto periodo de once meses, en 1762, en que fue ocupada por los ingleses y canjeada luego por la península de La Florida, que pasó a ser inglesa.
Foto 2: Vehículos americanos de los años 50 y 60. Circulan perfectamente gracias al ingenio cubano
La población es abierta y amistosa, y la mezcla de razas hace aumentar su encanto. Cuando paseas por la calle Obispo, una calle larga y estrecha, como la onubense Concepción o la Sierpes sevillana, es fácil ver grupos musicales que deleitan a los turistas con sus mambos, boleros y chachachás. Músicos con zapatos, sombreros y trajes blancos, en marcado contraste con su piel negra. Y no solo con guitarras, también con violines, flautas traveseras y clarinetes, no faltando en estos quintetos un aclamado intérprete con amplio cancionero, en el que no podía faltar “Hasta siempre, Comandante”, recordando la figura del Ché.
Las calles Oficios, Mercaderes y San Ignacio unen las tres plazas principales de La Habana colonial: La Plaza de la Catedral, La Plaza de Armas y la Plaza Nueva. Pasear por ellas es una delicia, una sensación parecida a cuando se visita el antiguo Toledo o el viejo Cáceres.
Foto 3: Los coco taxis es otra modalidad del transporte en la ciudad
Escuela de niños
Visitamos una escuela de niños y niñas en la calle Empedrados, en la Habana Vieja. Se trata de una escuela “martiana”. Su directora nos la mostró de arriba abajo, haciendo levantar a los alumnos a la voz de Buenos días y acto seguido, los niños coreaban al unísono un lema de José Martí, mártir de la independencia cubana, hijo de valenciano y canaria, poeta, escritor, ensayista, licenciado en Derecho y Filosofía. Cada clase recitaba un lema o credo distinto:
“Ser cultos es el único modo de ser libres”
“El hombre de la Edad de Oro es mi mejor amigo”
“Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”
“Que lo sepan los nacidos y los que están por nacer.
Nacimos para vencer y no para ser vencidos”
Foto 4: Una de las aulas de la escuela
Alumnos de cinco a doce años, niños blancos, negros y mulatos, todos con uniforme y con pañuelos al cuello de color azul o rojo, según el nivel de estudios. Profesoras blancas y negras, y algunas jubiladas, reenganchadas para ayudar. Cada niño tiene su cepillo de dientes, su toalla y un peine en sendas bolsas colgadas en la pared. El edificio es una antigua oficina de seguros de la época colonial, en mal estado, pero hace su función. En las paredes fotos de Fidel, “el Che” y de Camilo Cienfuegos. Los niños comen en la escuela, la comida la facilita el Estado. Cada niño tiene derecho a un lápiz por mes, una libreta por trimestre y una goma por año. Sacapuntas sólo lo usa el maestro para toda la clase. Dejamos allí material escolar, medicinas, compresas, jabones, cepillos y pasta de dientes.
Ballet Nacional
Tuvimos la gran suerte de asistir a la representación de El Lago de los Cisnes por el Ballet Nacional de Cuba, dirigido por Alicia Alonso, una verdadera obra de arte. Sentía uno estar en el paraíso viendo al cuerpo de baile moverse con auténtica perfección, bien acompasado. Un público mayormente veinteañero, que no es posible ver en actuaciones de este tipo en España.
Asistimos a un concierto de cámara en la iglesia de San Francisco de Paula, con notables intérpretes cubanos de viola, flauta dulce, oboe, chelo, fagot y clavecín. Otro lugar fue la Basílica menor de San Francisco de Asís, en la que hay conciertos todos los sábados del año y donde escuchamos tres piezas de Mozart., en homenaje al director Claudio Abbado. La acústica en la pequeña iglesia era ideal.
Tuvimos tiempo también para recorrer los tres mejores museos de la ciudad: El Palacio de los Capitanes Generales, el Museo de Bellas Artes y el Museo de la Revolución.
Día de Andalucía
Hemos asistido a los actos del Día de Andalucía, programados por el Centro Andaluz de La Habana y de la Sociedad de Beneficencia Andaluza, dos sociedades distintas pero complementarias. Tras el Himno, siguió la actuación de dos grupos de baile flamenco (uno de chicas jóvenes y otro de niñas) y luego intervino un tenor que interpretó Granada y varias canciones de Rocío Jurado. Por cierto, ninguno de los artistas era nacido en Andalucía, alguno era descendiente de andaluces, pero el resto eran cubanos que han aprendido a cantar y a bailar flamenco en las academias que hay en la ciudad.
Gracias a la facilidad con el idioma hemos podido hablar con muchas personas: maestras, médicos, funcionarios, comerciantes y nos hemos sentido en casa. Parecía no haber ni un solo cubano que no tuviera raíces en España. Estuvimos también en el Centro Asturiano, un imponente edificio de tres plantas con las fotos de todos sus presidentes en el vestíbulo y visitamos además el Centro Canario.
Foto 5: Con los directivos del Centro Andaluz de la Habana, en la terraza del Paseo del Prado
Mojitos
Eso sí, no han faltado los mojitos en la Bodeguita del Medio; ni la piña colada en la terraza del Hotel Ambos Mundos, donde Hemingway tenía una habitación arrendada; ni el ron Santiago de Cuba; ni la cerveza Bucanero fresquita, sentados en la Plaza Vieja, un lugar totalmente rehabilitado y quizás el más bonito de la ciudad; ni la ropa vieja, ni el arroz con frijoles, que aquí llaman moros y cristianos; ni los helados en Copelia; ni la bebida de chocolate frío en el Museo del Chocolate; ni el paseo por el malecón con las olas embravecidas; ni el cañonazo de las nueve de la noche desde la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, construida en 1774, con soldados vestidos a la usanza y con vivas a nuestro rey Carlos III, cañonazo que anunciaba el cierre de las puertas de la ciudad; ni las playas habaneras del Este, de agua transparente y de colores verde en la orilla y azul, mar adentro. Por cierto, vimos medusas transparentes con tonos azulados, ¡ojo con ellas!
Foto 6: Soldados con uniformes de época, en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña
Seguridad
En Cuba no hay robos, ni drogas, ni delincuencia, es un país seguro, puedes andar por las calles sin miedo a un atraco o a un secuestro. Es cierto que si comparamos su situación actual con cualquier país europeo, hay una gran diferencia, pero eso es una comparación tramposa. La situación en Cuba hay que compararla con los países de su entorno: la pobreza de Haití o de la República Dominicana, la guerrilla de Colombia, los secuestros en Méjico, las maras de Guatemala y El Salvador, las pandillas criminales en Honduras, los barrios rojos de la próspera Panamá o la violencia diaria en Venezuela.
Final
Los cubanos ven con buenos ojos el inicio de las conversaciones con Estados Unidos y esperan con impaciencia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, el fin del bloqueo, el aumento de los salarios, la apertura política y la reunificación con los exiliados en Florida. Son conscientes de que el avance será lento por la oposición republicana a Obama y por las exigencias cubanas. Pero saben que el cambio en Cuba es imparable, no hay piezas de repuesto para sustituir a los Castro cuando éstos falten. No hay marcha atrás. Una de las medidas que se va a implantar es la supresión de la doble moneda (peso cubano para los locales y peso convertible para los turistas), de forma que habrá un único peso para todos. Se llevará a cabo a finales de este año.
En fin, nos despedimos deseando a Cuba lo mejor. Ha sido una visita completa. Dos semanas para no olvidar.
Excelente crónica Jesús, a ver si la lee el anónimo de las 11:32 que se ha colado en el lugar reservado a comentarios relacionados con el concurso de fotografía de APAMYS, sin venir a cuento.
ResponderEliminarDesde cuando Jesús Ramírez es valverdeño?. Es madrileño afincado en Valverde y que ha ido de viaje a Cuba y ha echo un reportaje. Así tendría que haber sido el pie de esta noticia.
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