Valverdeños por el mundo. Azahara Geraldo

"Jamás pensé que acabaría en Inglaterra, nunca había sido muy buena en inglés"

Azahara nos cuenta sus vivencias en Lancaster una pequeña ciudad inglesa, que según Azahara está llena de encanto. En este texto lo puedes descurbir

Es Valverde (es noticia).-

Valverdeños por el mundo. Azahara Geraldo
por Jesús Copeiro

Nació en Valverde del Camino el 15 de julio de 1992. Es hija de Josefa María Bermejo Muñoz y de José Jesús Geraldo Corralejo. Estudió en el colegio María Auxiliadora y el bachillerato en el Instituto Don Bosco. En el año 2014 acabó los estudios de enfermería en la Universidad de Badajoz. En febrero de 2015, junto con unos amigos de la Universidad -narra Azahara Geraldo- realizamos un viaje a Ámsterdam donde aparecieron los primeros miedos y preguntas, como ¿qué va a ser de nosotros ahora, recién titulados y sin experiencia profesional? Surgió el tema de hacer entrevistas para ir a Inglaterra y probar suerte. Un mes después, en marzo, hice mi primera entrevista por skype con una agencia reclutadora de enfermeras para hospitales públicos en la zona de Morecambe Bay, al noroeste de Inglaterra. Una semana más tarde tuvo lugar el proceso de selección presencial en Madrid. Pasé la entrevista y empecé a formar parte del nuevo personal de enfermería para el hospital de Lancaster. Jamás pensé que acabaría en Inglaterra, nunca había sido muy buena en inglés.

Lancaster

El 24 de abril cogí las maletas y tomé un vuelo a Manchester. Hasta ese momento no supe cuánto de asustada estaba. Una ciudad que no conocía, un idioma que no manejaba, nadie que conociera, nadie que hablara español y para colmo lloviendo (que raro en Inglaterra) y muchísimo frío. Lancaster es una ciudad pequeña pero llena de encanto. Me fascinó el primer día que llegué y lo sigue haciendo cada día. Los edificios de piedra antiguos, los jardines, la catedral, el castillo, el río Lune que delimita la ciudad con la bahía de Morecambe, el canal que divide la ciudad con casas-barcos anclados a ambos lados y por supuesto su enorme complejo hospitalario lleno de edificios antiguos como sacados de cuento, donde trabajaría a partir de entonces. Este hospital es el único en la ciudad y ya el primer día conocí a más españoles, con los que poco a poco hemos formado lo que nosotros llamamos “nuestra familia inglesa”.

La ciudad organiza numerosos festivales a lo largo del año, con actuaciones tanto dentro del castillo como en el centro o en el “Williamson Park”, donde hay proyecciones de cine y conciertos en verano. También hay una semana de fuegos artificiales que comienza cada año el 5 de noviembre, y el “Christmas Market”, que es un mercado con puestos navideños y comida caliente. Todos los miércoles y sábados del año hay un mercadillo en el centro de la ciudad. Aquí llueve muy a menudo por lo que la vegetación está muy desarrollada, recomiendo un paseo por el canal donde además de contemplar el paisaje y los animales (ardillas, ocas), se pueden observar restaurantes con mesas al aire libre.

Digno de ver es el castillo de Lancaster, el Ashton Memorial, la bahía de Morecambe y el distrito de los lagos, situados a veinte minutos de la ciudad, donde se practican actividades náuticas y senderismo. Las distintas ciudades de Inglaterra se encuentran muy bien conectadas por tren, uno de los principales medios de transporte si quieres moverte sin gastar mucho. Manchester está cerca (si queremos visitar una ciudad industrial) o Liverpool, donde encontraremos todo un homenaje a los Beatles.

Lancaster no es cara si la comparamos con las grandes ciudades. El alquiler de una vivienda suele estar en unas 400 libras (565 euros) por persona, si compartes casa y en unas 800 libras si vives solo.



Azahara Geraldo en el centro, entre Aurora Blasco y Laura Burdallo. China Town en Liverpool, 26-9-2015

Hospital

Trabajo en el “Royal Lancaster Infirmary”, en una unidad de Trauma, en turnos largos de trece horas al día, tres días a la semana, más alguno extra. Nos encargamos del cuidado de las personas que han sufrido una caída o un accidente y necesitan una operación por alguna fractura ósea. Pero nuestro trabajo no sólo se queda en el hospital, indagamos más allá de su estado físico, ya que la media de edad de mis pacientes es de 65 años y muchos de ellos necesitan asistencia en casa y nosotros somos los responsables de derivarlos desde el mismo hospital.

En el trabajo se han volcado conmigo para enseñarme desde el primer día y sobre todo me han ayudado con el idioma, algo a lo que están acostumbrados pues el hospital está lleno de personal sanitario extranjero y todos unidos por el mismo motivo. Tengo compañeros de Grecia, Hungría, Polonia, India, Chipre, América del Sur y África. Pero también españoles, somos treinta los sanitarios españoles que trabajamos en el hospital. Solemos quedar para tomar café o hacer alguna escapada a otras ciudades, aunque es imposible coincidir todos por los distintos turnos de trabajo. Vamos bastante a una cadena de bares llamada "Wetherspoon", donde los precios son bastante asequibles.

Vivo a diez minutos andando del hospital y suelo ir por el borde del canal, que es precioso y evito así el tráfico. No hace falta usar el transporte público, todo está muy cerca. Hay dos centros universitarios, la Universidad de Lancaster, a las afueras de la ciudad y la Universidad de Cumbria, en el centro, donde se estudia enfermería entre otras materias.

Ingleses

En cuanto a los ingleses que he tenido el placer de conocer, tengo que decir que me han hecho sentir como en casa, si no los entendía sacaban su sonrisa y me ayudaban con gestos. En cuanto a la puntualidad, no es algo que siempre se cumpla, supongo que pasa en todos lados. Lo que sí se cumple son las horas del té o café, ni un minuto más ni uno menos. “Tea time” por la mañana, a media mañana, a media tarde y por supuesto antes de dormir. Por otro lado, son muy educados cuando hablan, no importa cuantas veces te cruces con una persona que siempre te vuelven a preguntar “Hi, you alright?” (¿todo bien?), cosa que al principio resultaba raro pero acabé por decirlo yo también.



Grupo de amigas en el Christmas Market de Manchester, 16 diciembre 2015. De izquierda a derecha: Laura Burdallo, Rocío Luque, Azahara Geraldo y Sara Martínez

Gastronomía y costumbres

La alimentación en Inglaterra es algo que siempre me llamó la atención, pues desayunan bastante. Un desayuno completo lleva huevos, bacon, tostadas, tomate, champiñones y salchichas. Entre los platos típicos está el “fish and chips” (pescado rebozado y frito con patatas), que se puede encontrar en la mayoría de los sitios de comida rápida. Pero si queremos adentrarnos de verdad en la comida inglesa hay que probar el “Pie and chips” (pastel relleno de carne con patatas); “Sunday roast” típico de los domingos (ternera con patatas y verduras asadas o hervidas, salsa y pudding de Yorkshire), “Sausage and mash” (salchichas con puré de patatas), o para mi gusto, el mejor es el “Jacket potato” (patata al horno rellena con verdura o carne y queso entre otras cosas).

Suelen desayunar temprano, sobre las siete, ya que los comercios abren a las ocho de la mañana. Hacen un “brew” sobre las once, que es una parada de diez minutos para tomar un café, luego sobre las doce toman el “lunch” y entre las 16,30 h y 18,30 h toman el “dinner” o cena. La hora para ir a dormir es a las diez u once de la noche. Aunque yo sigo manteniendo mi horario de comida española.



Enfermeros españoles en el Hospital de Lancaster, 13 febrero 2016. De izquierda a derecha: Lucía Badillo, Raquel Zurita, Pedro Parejón y Azahara Geraldo. El grupo lleva un año en Inglaterra

Despedida

Aunque estoy lejos de casa y echo de menos a mi familia y amigos, sé que hice bien al venir aquí en busca de oportunidades. He conocido gente maravillosa con la que podré contar siempre. No sé cuánto tiempo estaré en Inglaterra, pero seguiré disfrutando de cada momento. Me gustaría dar las gracias a Manuel Fernández “Manolo”, a mi familia, y en especial a mis padres y a mi hermano por estar siempre ahí, apoyándome en cada decisión que he tomado.