Valverdeños por el mundo. Alaska

El silencio ensordecedor

Hace unos días recaló en Valverde en sus vacaciones, ahora Fran Márquez ha marchado a Alaska y así nos lo cuenta

Es Valverde (es verano).- Hoonah, un pequeño pueblo donde el barco anclaba, más o menos como Sotiel Coronada. (leer más)

La vida me ha traído, ni mas ni menos que a Alaska… ¡quien lo iba a decir! Jamás podría haber pensado llegar a esta parte del mundo, pero aquí estoy… y os puedo asegurar, que es mucho mas que sorprendente y bonito, es una naturaleza difícil de explicar en papel… ¡intentaré hacerlo lo mejor posible!

Os presto mis ojos…



Hace tres meses dejaba mi último barco en Miami, el Celebrity Equinox y me marchaba de vacaciones. Tras un breve paso por Valverde, me notificaban mi cambio de barco; en vez de salir desde España con el Celebrity Solstice, me iba hasta Vancouver-Canada, buenas nuevas… ¡verano fresquito! “cansado” de los calores del Caribe y de continuas visitas durante toda una temporada, un cambio radical de aguas, aire, flora, fauna y gente.

El Celebrity Millennium recorre semanalmente desde Vancouver hasta Seward y baja la siguiente semana por el mismo camino, 4 puertos y 2 días de mar por los fiordos y glaciares de Alaska, unas vistas difíciles de olvidar. Me recuerdan a Noruega.

Hoy he salido a correr por Icy Strait Point (el estrecho helado), con una temperatura de 12º y nublado he recorrido 20 km. Donde me he encontrado la más diversa fauna y flora que jamás encontré en tan corta distancia.

Hoonah, un pequeño pueblo donde el barco anclaba (más o menos como Sotiel Coronada) donde la tranquilidad no solamente reinaba sino que sobrepasaba todo silencio conocido. Sorprendentemente aun hay sitios en el mundo donde las bicicletas están dejadas en los jardines de las casas, las puertas están abiertas, los coches con las llaves puestas y la gente simplemente no se molesta entre si. Digo yo tambien, que donde van a ir si te roban una bicicleta en Alaska, ¿verdad?

La verdad es que me ha sorprendido gratamente ver como la gente de estos lugares viven en total paz y descanso, es como si la vida les pasara a cámara lenta. Perfecto lugar de retiro, otra vida, otro ritmo, otro mundo.

Inmensas montañas con picos coronados de blanca nieve, parajes de tantos verdes diversos, caminos de grava perfectamente alineados a las carreteras, no quieren molestar. Todo está en su lugar, todo esta ordenado, nadie toca lo del otro, no les interesa. Casas bajas de madera rodeadas por abeto y pino. Agua, mucha agua… que llega de los blancos picos y bajan por arroyos, algunas en grandes cantidades, son gigantes cataratas que en invierno se silencian por el hielo, mas agua que llega desde los brazos de mar y se convierten en fiordos. Esta lloviendo, mas agua aun. Veo un glaciar al final, es gigante.



El paraje toma tonos oscuros, el bosque es muy profundo, hay nubes, sigue lloviendo, una lluvia fina, pero continúa. Para de llover y tomo aire, tengo que respirar, intentar retomar temperatura, se me corta el aliento por el frío y de repente, en ese camino oscuro que venia recorriendo hacia el sur, un arcoiris se cruza enfrente de mi y una ballena salta en el fiordo, no lo puedo creer. Nunca había visto algo tan grande. El ruido del salpicón en el agua fue como un accidente: increíble… me quedo parado para ver si vuelve a hacerlo, su gran cola asoma de nuevo, estoy atónito por el espectáculo, de repente, un susto me asalta, 4 águilas reales pasan como flechas a baja altura por encima de mi en mi misma dirección, las sigo y continuo corriendo, se me ha pasado el frío, la emoción y la nueva experiencia me hacen seguir, que será lo siguiente, me pregunto…

El silencio del bosque es ensordecedor, solo escucho mis pasos y mi cortavientos rozándome. Tengo las orejas heladas, el viento viene suave, pero me corta la cara, la incógnita de qué vere en la siguiente curva me empuja a seguir corriendo y efectivamente, unos delfines saltan junto a la bahía. Estoy solo. No hay nadie con quien pueda compartir todo esto. Quiero que lo veais. Teneis que verlo.



El horizonte siempre pinta blanco y mientras recorro el fiordo completo por la costa, se me acaban las fuerzas, llevo corriendo 2 horas en el frío y se me acaban las baterías, completo el kilómetro 15, descanso y vuelvo a tomar aire sin perder de vista el mar, quiero mas sorpresas. A mi espalda el profundo bosque me regala ruido de aguas cayendo, veo la catarata a lo lejos, pero es imposible llegar, la profundidad de la vegetación esta accidentada con árboles milenarios de tamaño monstruoso caídos en el suelo forrado de moho, ramas y sotobosque. Decido volver, 5 km más... Pero antes, una ardilla juega veloz en un árbol, se para y me mira, seguramente debo ser el único animal de la zona de color rojo merodeando. Se nota que no soy uno del lugar. Se aburre y se marcha feliz por donde vino.

Mañana estaré en otro lugar, otro puerto, otra aventura, mas que ver, mas que hacer, no puedo esperar para volver a salir, para volver a explorar, para ver que nuevos regalos tiene la naturaleza esperando para enseñarme en Alaska.

Mañana os lo cuento…

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