viernes, 23 de mayo de 2014

Valverdeños por el mundo. Irlanda

Juan Ramón Azcárate Velázquez

"En general, estoy muy contento trabajando para esta empresa, sobre todo por todo lo que estoy aprendiendo y las posibilidades de viajar que me ofrece. Echo de menos a la familia, también las rutas en bici los sábados con la gente del club ciclista de Valverde." Es Valverde (es noticia).-
Valverdeños por el Mundo. Por Jesús Ramírez Copeiro

Nació en Huelva el día 20 de octubre de 1988. Hijo de Ana Velázquez Pancho, maestra de la Safa desde hace más de treinta años y Francisco Azcárate, actualmente jubilado, originario del pueblo de Moguer. En Valverde estudió en la Safa y el bachillerato en el Diego Angulo. A los 18 años marchó a Sevilla para hacer la carrera de ingeniería técnica informática. Fue un cambio duro pasar del pueblo a la ciudad -dice Juanra Azcárate- y al principio no me fue muy bien, menos mal que siempre tuve el apoyo de mis padres. En los años que estuve en Sevilla tuve la oportunidad de compartir piso con gente de Valverde, como Juan Eloy Díaz y Andrés Prieto.



Realmente mi viaje comenzó en Estambul (Turquía) donde estuve un año con la beca Erasmus y allí me surgió la oportunidad de hacer una entrevista para comenzar a trabajar. Apenas pasé siete días en España desde que vine de allí y me fui directo a Dublín, ya contratado. Mi profesión es la de Ingeniero de Soporte en SAP. SAP es una empresa alemana de software que da soporte y ayuda a grandes empresas. En general, estoy muy contento trabajando para esta empresa, sobre todo por todo lo que estoy aprendiendo y las posibilidades de viajar que me ofrece. Se calcula que entre el 70 y 80% de las grandes empresas utilizan productos de SAP, como Nestlé, Coca cola o Pepsi.

Dublín

El comienzo en este país fue difícil ya que no conocía a nadie, nunca había estado en esta ciudad y encima vine sin piso donde quedarme a dos días de empezar a trabajar. A esto, añadirle el mal tiempo que hacía. Llegué el 22 de junio de 2013 y llovía más que cualquier día en España. El trabajo al principio con el idioma fue un poco complicado, especialmente por el acento más que por el idioma, ya que cuesta mucho entenderlos.

En Dublín vivo en un piso compartido en O´Connell Street, en todo el centro, con mi novia Patricia (madrileña, ingeniera electrónica), que vino a Dublín hace poco más de un mes, al ver que mi incursión en el extranjero iba a durar tiempo. Ella trabaja en el departamento de ingeniería para Siemens Irlanda.

El río Liffey atraviesa la ciudad de oeste a este y la divide en dos zonas conectadas por una veintena de puentes. A mí el puente que más me gusta es el Half Penny Bridge, en el que antiguamente había que pagar medio penique para cruzarlo. Al norte del río está la parte antigua de la ciudad, donde se encuentra el General Post Office, es decir el edificio de Correos, donde empezó el levantamiento de la población contra la dominación inglesa en 1916.

La zona sur es la mejor. Una de las calles principales es Grafton Street, una calle peatonal, llena de tiendas y siempre animada por una gran variedad de artistas que intentan abrirse camino en el mundo de la música. El año pasado estuvo Bono del grupo U2, cantando villancicos en esta calle. Además de música, se pueden ver espectáculos de magia, coros de villancicos en Navidad y hasta gente dando abrazos. Hay también una preciosa plaza digna de visitar, Merrion Square con casas de estilo georgiano. En uno de sus laterales se halla la National Gallery y el Natural History Museum. Las calles tienen escrito su nombre en inglés y en gaélico, el idioma irlandés.

Los pubs están siempre llenos de gente, tienen un ambiente acogedor, ofrecen todo tipo de cerveza y suelen tener música en directo. Los parques son bastante bonitos, decorados con flores y algunos con lagos y animales. El de St Stephen´s Green, en el centro de la ciudad, tiene un hermoso estanque. Pero el parque más grande es Phoenix Park, uno de los mayores de Europa, el lugar perfecto para desconectar del bullicio de la ciudad. Posee un zoo y bastantes animales sueltos.

En Dublín es importante la biblioteca del Trinity College y la catedral de Saint Patrick (patrón de Irlanda). Al que le guste la cerveza negra debe visitar la fábrica Guinness, la atracción turística más visitada de Irlanda, no en vano esta bebida se identifica con el país. Otros lugares de interés en Irlanda son la ciudad de Galway, los cliffs de Moher y la ciudad de Cork.


Españoles en Dublín

Dublín está inundada de españoles y va creciendo. Me llama la atención cada vez que voy al aeropuerto, ya sea para coger un avión o para recoger a las visitas, la cantidad de españoles que llegan a la ciudad y cuando te escuchan hablar español, algunos te preguntan por donde se va a este sitio o donde está tal parada. Se puede decir que vas por la calle escuchando más español que inglés, sobre todo en los meses de verano, donde acuden miles de niños españoles para aprender el idioma.



Los irlandeses

En general son gente amable y siempre intentan saber un poco más de español, preguntan como se dice tal cosa en español. Abundan las pelirrojas con pecas, pero también las chicas rubias de ojos claros y suelen ir bastante arregladas, incluso en el día a día, y desde muy jóvenes. Los chicos en cambio van más sencillos. Los irlandeses son unos fanáticos de las apuestas, apuestan por todo: football, rugby, carreras de perros. El deporte nacional es el rugby y los bares se llenan cuando hay partidos, sobre todo en el torneo 6 naciones, donde una entrada para ver el partido en vivo puede valer entre 300 y 400 euros.



Gastronomía

Un desayuno tradicional sería a base de salchichas, huevo, bacon y judías. Un plato típico sería la ternera irlandesa, que está buenísima y el fish and chips. La comida es cara en general, incluso en el super y una cena normal para dos no baja de 35 euros. Como dije antes, Dublín es la ciudad de la Guiness y he de decir que la Guiness sabe aquí mejor que en España, pero eso sí, es cara, cuesta unos 5 euros la pinta. Aún así, es lo que más se bebe por el alto precio de las otras bebidas.

Vida tranquila

Mi vida los fines de semana es bastante tranquila. Por lo general, si el día se presenta bueno (no hay que fiarse, a los diez minutos puede lloverte encima), suelo coger la bici e ir a Howth, un pueblecito a las afueras de Dublín, donde puedes comer pescado y estar en la playa. Pero si el día se presenta malo (llueve trescientos días al año), la opción es ir al cine o ver los partidos de rugby o fútbol en el bar.

Echo de menos a la familia, también las rutas en bici los sábados con la gente del club ciclista de Valverde o una buena barbacoa en el pinar con cerveza Cruzcampo y como no, los días de playa en verano. Sin más, un abrazo a mis padres, a mis hermanos y a todos mis amigos.


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